17 octubre, 2006

Caravasar, 18 de octubre 2006

A partir de la próxima semana, este blog aumentará sus pretensiones y no estará dedicado solamente a mostrar aspectos de mi obra.
Tan exacerbado narcisismo ha tenido su origen en mi desconocimiento de lo que era montar un blog. Ahora, no es que sé mucho, pero creo que ya tengo los suficientes conocimientos y amistades que me aconsejan cómo no meter tanto la pata como para arriesgarme a más.
Trataré de eludir la monotonía, invitando a otros escritores y escritoras que lo hacen mejor que yo; homenajeando a maestros literarios desaparecidos o aún vivos que admiro; presentando textos narrativos, poéticos o ensayísticos de nuevos autores e incorporando reseñas de libros hechas por mí o por personas amigas, que registren el acontecer editorial y literario de Venezuela.
Mientras tanto, aquí sigo presentando textos míos, al tiempo que aprendo algo más de HTLM. En esta ocasión, van dos textos humorísticos breves de mi libro Vine. Vi. Reí., de inminente aparición en la colección Debate de Random House Mondadori.
En las imágenes aparecen, en primer lugar, la chimenea de la casa del crítico del primer texto y, en segundo, los protagonistas del otro texto: el señor Calvin Coolidge –trigésimo presidente de los Estados Unidos­–, y su esposa, Grace Goodhue Coolidge.


Crítica al crítico



A fines de 1997, un joven escritor francés al que en una nota de prensa un crítico había humillado, insultado e incluso invitado a que se suicidara le escribió a su depredador literario una breve carta y se la envió por fax.
El crítico la recibió en su estudio y, de inmediato, procedió a su lectura.
Mientras lo hacía, fue cambiando de colores y, al terminar de leerla, la arrojó a la chimenea.
La nota, cuyo original fue dado a conocer después por el joven escritor, decía textualmente:
“Me encuentro en la más pequeña e íntima habitación de la casa. Tengo su crítica delante de mí. Pronto la tendré detrás”.

El "Efecto Coolidge"




En 1927, durante una visita que el entonces presidente de los Estados Unidos, Calvin Coolidge, hizo a una granja, ocurrió una anécdota que, aunque se considera falsa, curiosamente dio nombre al efecto psicológico conocido como “Efecto Coolidge”.
El “Efecto Coolidge” se ha estudiado en laboratorios estadounidenses como parte del comportamiento sexual de las ratas, pero no se sabe aún con certeza si forma parte de la sexualidad humana. Dicho efecto sugiere la posibilidad de que un cambio de pareja puede renovar el apetito sexual del varón, cuando ya no lo despierta su compañera de siempre.
Se cuenta que, durante el recorrido por la granja, la señora Coolidge –junto a un grupo que avanzaba delante del formado en torno al presidente–, vio a un toro apareado a una vaca.
La señora Coolidge fue informada de que el animal había hecho lo mismo unos minutos antes y exclamó:
–¡Díganselo al señor Coolidge!
Minutos después, cuando el presidente llegó a la escena, fue enterado del comentario de su esposa. Coolidge preguntó si ésta era la misma vaca que el toro había cubierto antes y, cuando le respondieron que no, dijo:
–¡Díganselo a la señora Collidge!

1 Comments:

At 1:22 p. m., Blogger Fedosy Santaella said...

Qué bueno el del crítico. Me recordó una escena del Ulises de Joyce donde Leopold Bloom se limpía con un pedazo de periódico luego de echarle una rauda lectura. No recuerdo había leído, debo buscarlo.

Salud

 

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